Un niño vivía con su familia en una colonia pequeña y muy bonita llamada Lila, ahí se escuchaban muchas historias diferentes, una de ellas es que en esa colonia se andaba paseando un enorme gato blanco de ojos amarillos que no tenía dueños ni vivía en ninguna casa.
Se decía que ese gato era mágico y que si intentaba entrar a tu casa no deberías de correrlo ni asustarlo porque el gato había elegido a esas personas para platicarles un secreto de la noche, pues sabía muchas cosas de lo que ocurría en las noches en la colonia y podía hablar si quería.
Desde que el niño escuchó esa historia siempre estaba pendiente de encontrarse con el gato blanco y deseaba que visitara su casa, sus familiares le dijeron que tuviera paciencia y que seguramente cuando menos lo pensara se encontraría con el gato mágico.
Cada vez que un gato se cruzaba en su camino, pensaba que por fin ese era el día en que se encontraría con el gato blanco, pero cuando se fijaba bien se daba cuenta de que no era el gato de la historia, pues no era completamente blanco, no tenía los ojos amarillos o no era lo suficientemente grande como platicaban.
El niño estaba seguro de que un día se encontraría con el gato porque sentía que merecía saber un secreto de la noche, pues muchas personas le decían que era un niño muy bueno y especial. Tenía razón, pues en un futuro se encontraría con el gato, pero sería en el momento indicado.
Alfonso GB muy bonito gatito negro llamado Kiwi
Muy bonito cuento. Yo tengo un gato negro que se pierde en la oscuridad todas las noches, entra por la ventana en las mañanas y algunas veces “cuenta” sus aventuras.